viernes, 10 de julio de 2015

Batalla por los vientres de alquiler





Intelectuales feministas replican que ahondaría la explotación de la mujer.

 Los defensores piden que la práctica sea legalizada y protegida contra fraudes.

 
 

Vientres de alquiler

 
Maternidad subrogada, esa es la cuestión. ¿Es ético pagar a una mujer por el uso de su útero? Un grupo de intelectuales españolas agitaron hace un par de semanas un debate que a duras penas tenía ese estatus al hacer público un manifiesto en el que se oponen a esta práctica, conocida popularmente como vientres de alquiler. Argumentan que supone una forma de "control sexual" y un "ejemplo de violencia obstétrica extrema", y defienden que «las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores". Las firmantes, organizadas en la plataforma No somos vasijas, no han escogido el momento de saltar a la palestra al azar: los actores que piden una regulación de esta práctica en España -o al menos la eliminación de las trabas que padecen los españoles que lo hacen en el extranjero- están haciendo un intenso trabajo de lobi ante los partidos políticos. No ignoran que en un año con tanta cita electoral son especialmente receptivos.


Y sí, algo se mueve. A finales de febrero, UPD presentó una proposición no de ley en el Congreso en la que urgía al Gobierno a regular la gestación subrogada en España. Dos meses antes, en diciembre, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, había anunciado que el PP presentaría varias enmiendas a la reforma del Registro Civil para facilitar la inscripción de los bebés nacidos por este método, aunque medio año después ha dado marcha atrás.




La amiga especial 
El PSOE puso su grano de arena en el debate pidiendo una prohibición de la publicidad de los servicios de maternidad subrogada, y la Plataforma de Asociaciones de Familias LGTBI respondió denunciando "una mordaza encubierta a la diversidad familiar", amén de declararse "sorprendida" e "indignada" contra lo que calificó como "maniobras" en contra de "la igualdad de derechos". Las parejas homosexuales se cuentan entre los principales beneficiarios de esta práctica.
"El tema de la gestación subrogada es un debate ético entre derechos y deseos -dice la filósofa Alicia Miyares, una de las promotoras del manifiesto-, y el argumento de fondo es que ningún deseo, por muy intenso que sea, como el de ser padres, puede poner en cuestión los derechos adquiridos de las mujeres en cuanto a la integridad de su cuerpo". El otro argumento tiene que ver con la explotación femenina: como Miyares, una parte notable de las promotoras del manifiesto forman parte del movimiento feminista, y consideran la maternidad subrogada como otra forma de cosificación de la mujer. La peor imagen de esta práctica es probablemente la de las granjas de bebés en la India, pero Miyares dice que no hay que irse a los extremos para encontrar argumentos en contra. "Se habla de altruismo, pero el altruismo casa mal con las limitaciones que se imponen a las mujeres gestantes. ¿Cómo se le puede decir altruismo a algo que es regulado por un contrato en el que la mujer renuncia expresamente a ser madre?"



Criticas de Dragón Ball
La Conchinchina


Del otro lado de la barrera los argumentos no tienen menos contundencia, y empiezan por el derecho de la mujer a hacer con su cuerpo lo que le plazca. "Consideramos atacado nuestro derecho a decidir si queremos gestar los hijos de otras personas o no", dice Aurora González, de la Asociación por la Gestación Subrogada en España. "Hay países donde la legislación es deficiente y se dan casos no deseables, por supuesto, pero nosotros luchamos por una ley con todas las garantías para todas las partes".


Diego Sánchez, de Subrogalia, un despacho de abogados que el año pasado trabajó en 250 casos, y este año calcula llegar a los 300, recuerda que "en España las mujeres donan óvulos y reciben una compensación económica por las molestias, y nadie dice nada". "Aquí -continúa- no se trata de comerciar con el cuerpo de nadie sino de que las mujeres puedan decidir lo que quieren hacer con él. No se puede prohibir algo porque en la India o en la Conchinchina lo hagan mal".


"Si existe una técnica, no veo por qué no la vamos a usar", dice David González, presidente de la Asociación Padres por la Gestación Subrogada. Todo lo contrario de lo que defiende la plataforma. "¿Acaso todo lo que la técnica permite es ético?", pregunta la constitucionalista Julia Sevilla. Siempre, dicen, habrá explotación, incluso en los casos de altruismo puro. Los otros responden que bien regulado no tiene por qué no funcionar bien, como en otros países. Los políticos decidirán, probablemente.
 
El Periódico.
 
 

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