domingo, 13 de septiembre de 2015

Corbyn, el novísimo laborismo

EDITORIAL

Laborismo inglés

 
Nunca el Partido Laborista británico había tenido un líder tan a la izquierda como Jeremy Corbyn, ni siquiera en los años 80, cuando la formación que entonces lideraba Michael Foot todavía defendía sobre el papel la propiedad pública de los medios de producción. Tampoco nunca el partido había salido de una contienda para elegir a su secretario general tan polarizado. La amplia victoria de Corbyn es incuestionable y la han hecho posible un nuevo reglamento que reduce el peso determinante que tenía el bloque parlamentario (ahora cada diputado tienen un voto como cualquier militante) y la apertura del partido a los simpatizantes previo pago de tres libras. Sin embargo, la otra cara de esta victoria por casi el 60% de los votos es la posible ruptura del partido. Blairistas y moderados ya han manifestado la falta de confianza en su liderazgo.

VETERANO POLÍTICO
 
Corbyn no es un recién llegado a la política. Es un veterano que ocupa un escaño en el Parlamento desde hace 32 años, pero en todo este tiempo ha sido el Pepito Grillo del laborismo, votando en contra de casi todas las políticas de los Gobiernos laboristas de Tony Blair y Gordon Brown, empezando por la guerra de Irak, y, naturalmente, de los conservadores. Pese a esta veteranía, Corbyn trae un aire que parece nuevo y que no es más que la reivindicación de la igualdad. Recoge el hartazgo de buena parte de la sociedad con la política enquistada, genuflexa ante los poderes económicos, e incapaz de dar respuesta a los problemas ciudadanos.

ALTERNATIVAS
 
Desde un partido tan antiguo como es el Laborista Corbyn no plantea cosas muy distintas a las nuevas alternativas de izquierda, llámense Podemos o llámense Syriza. Su victoria es también la respuesta a la crisis de la socialdemocracia europea que se ha dejado abducir por el mantra de que no hay alternativa a las políticas de austeridad alejándose de su electorado natural. La clave de este alejamiento la da la forma en que Corbyn saltó a la palestra por el liderazgo. Un grupo de diputados lo presentó a la carrera electoral con la simple intención de animar el debate. Con esta iniciativa los parlamentarios demostraron el profundo desconocimiento de lo que piensa el hombre de la calle confundiendo su alejamiento de la política con el alejamiento de una determinada política, en este caso la del blairismo.
 
El Periódico de Aragón.

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