miércoles, 28 de octubre de 2015

Piojosos europeos

Hubo una época en la que millones de pobres y andrajosos europeos se echaron al mar para huir del desastre que era este continente.
 
Hubo una época en la que millones de pobres y andrajosos europeos se echaron al mar para huir del desastre que era este continente. El éxodo fue masivo. Y Estados Unidos fue el principal receptor. Según los registros que constan en la isla de Ellis, durante muchas décadas el más importante centro de acogida y clasificación de inmigrantes del mundo, por allí pasaron nueve millones de europeos provenientes de Irlanda, Alemania, Austria y Escandinavia, algo más de ocho millones de polacos, búlgaros, rumanos, húngaros, bálticos y rusos, y más de cinco millones de italianos y griegos. El espeluznante total da una cifra de 22,5 millones de europeos.
 
Vemos en las fotografías que se conservan de la época a esos europeos siendo despiojados en los puertos de salida, huyendo de los pogromos, el hambre, la desesperación y las persecuciones. Vemos también los carteles avisando a las mujeres alemanas de que no se dejaran engañar por falsas oferta de empleo para el servicio doméstico que en realidad encubrían redes de tráfico de mujeres destinadas a la prostitución una vez en Estados Unidos. Pero más impactantes aún son las reacciones que con el tiempo generó semejante éxodo entre la población biempensante de Estados Unidos.

Vemos en las viñetas y carteles xenófobos de la época a los monarcas europeos saltando de alegría mientras un flautista vestido con la bandera americana se lleva a todas las ratas europeas hacia Estados Unidos. Vemos una olla (el famoso melting pot) desbordada por los miles de inmigrantes que se vierten sobre ella y una petición de cuotas que estrangulen un gigantesco embudo. Vemos a quienes en vano intentan cerrar las llaves de paso de lo que se describe como una “inundación de inmigrantes”. Vemos las llamadas a que alguien ponga orden y patee el trasero de los inmigrantes delincuentes que se cuelan en el “Hotel América”. Pero también vemos las viñetas de los que dibujaron al Tío Sam como a un moderno Moisés que, enarbolando la bandera de la libertad, hizo que se abrieran las aguas del Atlántico y que por ellas pasaran todos aquellos que huían de la opresión. Les dejo las viñetas en el blog Café Steiner ¡Ay, la historia!

El País
@jitorreblanca

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