viernes, 8 de abril de 2016

El error de Panamá

Miles de millonarios aparecen en un listado que les compromete seriamente.

 
 
 
El mundo comete cada cierto tiempo el error de no tomarse en serio a Panamá, y Panamá el no tomarse en serio a Estados Unidos. Quizá todo empezó con el problema de que Panamá se independizó de Colombia y Colombia no se enteró hasta pasados varios meses. Puede que ahí empezara todo.
 
Panamá decidió como país relativamente soberano entrar en el mundo haciendo cosas no del todo a gusto de los países más serios, pero sí a beneficio de algunos flecos de la economía del norte de América. Había una enorme cantidad de barcos que llevaban su bandera por el mar. No pagaban, gracias a eso, un montón de impuestos. También tenía una legislación que permitía instalarse allí a muchas sociedades a las que no les gustaba, vaya usted a saber por qué, pagar al fisco de su país.
Una vez Panamá, después de que un militar halagado por García Márquez, el coronel Omar Torrijos, hiciera unas cuantas machadas, recuperó la llamada “zona del Canal” para la soberanía nacional. El sucesor de Torrijos, el también coronel Manuel Antonio Noriega, se creyó que la soberanía nacional y el lucro personal, a través del tráfico de drogas, eran también posibles siendo muy machito ante Estados Unidos. Noriega buscó la simpatía de la izquierda mundial, pero algo olía mal en lo suyo, y acabó preso de por vida, pagando una parte de sus espantosos crímenes, y dejando detrás de sí la vida de muchos inocentes y una buena parte del país.
 
Panamá volvió a ser un gran negocio explotando la ampliación de su canal que comunica dos océanos, y otro que es el de ofrecer seguridad a capitales oscuros, con la condición de hacerlo moderada y discretamente. Hay que ser justo con Zapatero. Él les hizo que firmaran un acta por la que se comprometían a ser más transparentes.
 
Ahora miles de millonarios aparecen en un listado que les compromete seriamente. También hay españoles en la lista. Y se ha desatado una histeria mundial por conocer los nombres de todos ellos y pedir a Hacienda que les cruja. Algunos se defienden ofendidos.
 
Y yo me pregunto, ¿es que no puede uno un jueves por la tarde crear una sociedad en Panamá sin que Hacienda le dé la lata?
 
El País

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