sábado, 9 de julio de 2016

JOSÉ MARÍA AZNAR MANTIENE LA TRADICIÓN ESPAÑOLA DE NO DAR EXPLICACIONES DEL INFORME SOBRE LA GUERRA DE IRAK.

. La politización de la Administración Pública dificulta la independencia de las comisiones de investigación.


El expresidente español José María Aznar no tiene previsto hacer por ahora ninguna declaración sobre la publicación en Reino Unido del informe Chilcot acerca de la guerra de Irak.

El informe Chilcot muestra que el ex primer ministro Tony Blair exageró y no agotó todas las opciones antes de la invasión de Irak en 2003. Tras siete años de investigación, la conclusión es que el apoyo de Reino Unido a la administración de George W. Bush fue innecesariamente ciego. "Estaré contigo, pase lo que pase", había escrito Blair a Bush en 2002. Blair intentó dar explicaciones este miércoles tras la publicación. "Quería asegurarme de que Estados Unidos no se sintiera solo" y "tomé una decisión, y la mantengo", dijo.

El expresidente Bush también emitió un comunicado a través de un portavoz sobre el informe Chilcot. "El presidente Bush sigue creyendo que el mundo entero está mejor sin Sadam Husein en el poder", decía. El único líder del trío de las Azores que de momento no ha reaccionado es José María Aznar.

No es tan raro. En España no hay tradición de comisiones independientes como la dirigida por John Chilcot, cuya pretensión es analizar por qué el sistema no hizo lo mejor, y no buscar culpables. La independencia ayuda a que la investigación sea vista como una aspiración de mejorar el sistema. "En España sería inconcebible que el heredero hiciera una auditoría, y eso que las relaciones entre Rajoy y Aznar no son mejores que entre Blair y Brown", dice Víctor Lapuente, profesor de la Universidad de Gotemburgo.

Las vías de investigación común en España son otras dos: los tribunales —con posibles consecuencias penales— y las comisiones parlamentarias —cuya dependencia de los partidos las hacen poco fiables. "Las comisiones parlamentarias con gobiernos en mayoría no tienen efectos, pero con minoría sí pueden tenerla. Aunque la experiencia en España es bastante mala", dice el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona Francesc de Carreras.

Si en España una institución tuviera sinceramente la voluntad de crear una comisión independiente, tendría sobre todo un problema: la politización. Según datos de la OCDE de 2011, la penetración de la política entre los funcionarios españoles llega hasta los "directivos de nivel 2". Las administraciones más politizadas alcanzan hasta 4 niveles.  "La diferencia entre un funcionario británico y uno español es que el británico mira hacia arriba y ve una escalera muy alta de posiciones en las que se puede ser neutral; en cambio, en España en seguida te das cuenta de que para ascender debes ser leal a un partido político", dice Lapuente.

Fuente: El Pais.

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