domingo, 11 de marzo de 2018

MI CUADERNO PERSONAL 24: DESIGUALDAD

“ Desigualdad, pobreza, procura existencial...”



El modelo de crecimiento forjado en el último cuarto del siglo XX está evidenciando sus nefastas consecuencias representadas en una globalización sin control político, en unos modelos de crecimiento basados en una tremenda especulación financiera y en la desregulación continua de los mercados.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el pacto social establecido entre el capital y los trabajadores conllevó a un crecimiento armónico al combinar el incremento de riqueza con su reparto. El modelo, aseguraba a todos los ciudadanos la salida de la pobreza, es decir, garantizaba la procura existencial en el acceso a la alimentación, la salud, la vivienda, la energía, la educación ... El camino que marcaba no era otro más que el trabajo.

Hace un mes y medio aproximadamente, El Periódico de Aragón daba cuenta de las cifras de pobreza en España. Así:
  • Rendimiento académico: El 53% de los alumnos más pobres ha suspendido algún curso a los 15 años.
  • Renta: Las personas con menos ingresos acuden seis veces más al médico. 
  • Vivienda: Suben los desahucios en alquiler. Representan el 60% de los lanzamientos judiciales.
  • Riesgo de pobreza: El 28% de la población de España está en situación de riesgo, tan solo superada en la Unión Europea por Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania y Croacia.

Tanto la OCDE como la Comisión Europea alertan de la escasez y la eficacia de las políticas españolas para proteger a los más vulnerables. No hablemos de las de distribuir la riqueza. El resultado es indudable “una sociedad muy desigual y en crecimiento de pobreza”.

Por lo tanto, roto el pacto social, el modelo de bienestar empieza a ser historia porque unos países renuncian a él y otros lo arrastran para degradarlo hasta límites inaceptables. La realidad es cruda y dura: La cuarta parte de la población española está el límite de pobreza. Significa que no pueden cubrir las necesidades básicas o lo tienen que hacer con ayudas formales o informales.

¿Por qué? 

Porque el trabajo ya no asegura la salida de la pobreza. Y, todavía menos lo testifica el salario. Ese es el núcleo del problema. Esa ruptura implica el final del pacto porque la riqueza que crea se reparte desigualmente hasta dejar a muchos trabajadores en el desaguadero. A él y a sus familias, mientras unos pocos acumulan inmoralmente.

En resumen, trabajemos en defensa del estado de bienestar y desarrollemos la “procura existencial” para que las personas vulnerables alcancen capacidad para cubrir el espacio de necesidades básicas vitales para subsistir, requiriendo la asistencia del Estado y de las administraciones públicas en sus diferentes niveles.

Asociación Vecinos Civitas Las Fuentes.
Laureano Garín Lanaspa

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